Había una vez un niño mortal,
Q veía el cielo triste porque
No podía volar,
No tenía alas y al suelo le aferraba la gravedad,
Pero el deseo imposible le impulsó a soñar,
Cerrar los ojos y descubrir
Q hay un más allá.
Entonces supo q
No sólo puede volar,
Puede plantearse imposibles
Como una verdad visible,
Todo lo q su imaginación
Conseguía abordar,
Era para el un mundo de felicidad.
Y el niño se sorprendió al ver,
Q todo lo q quiere
Lo puede tener,
Sólo tenía q dejar de ver
Y comenzar a creer,
Desear de corazón
Y buscar su delirio con pasión e inspiración.
Dejó q la posibilidad le abrazara
Para alcanzar su libertad,
Olvidó todo aquello q no podía tocar
Y se centró en lo q lograba imaginar.
Y por fin comprendió q,
En su universo de cartón,
Con fantasías vivientes,
Ángeles de papel,
Sentimientos de seda y besos de miel
Todo podía pasar.
Y así fue como aprendió a volar...
domingo, 23 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario