Cuando hablamos
hacemos el mismo ruido
q las hojas secas:
su crujir arrastrado,
demoledor en las pisadas.
Acumulamos sus ecos
ya marchitos
porque cayeron muertas
del tronco, de las ramas
q las sostenían,
son como las palabras
todas revueltas,
muerte/vida/infierno
amor/hombre/ mujer
dinero/ calumnia/traidor,
tantas y más palabras
q nos aturden,
q son pasto del inquisidor
q las amontona en el otoño
para quemarlas luego
y hacerlas humo esparcido.
De ese fuego q las consume,
sólo quedan aquellas
q nunca llegamos a pronunciar,
aquellas,
q sólo el alma en solitario
dejó en su regazo...
martes, 30 de junio de 2009
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