No puedo renunciar a las alas
q me dió la vida,
sólo porque vuelan demasiado alto
o porque tú,
le tengas miedo a la velocidad.
No te apagaré mi sueño
subiendo
y
bajando
como un niño en el columpio:
al cielo
y al infierno,
por si acaso te apetece
deslizarte...
Me colgaré
del cuarto creciente de la luna
para verte llorar,
y secaré tus lágrimas
con el manto de sombra
q bailará en tu patio...
miércoles, 10 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario