Aspiro el hálito de soledad que
flota en el aire que respiro.
Aunque me rodeen cien personas en la calle,
las siento tan desconocidos e inexistentes,
un espejismo que al tratar de beber
suelta una risa hueca y burlona.
Un singular sentimiento de misantropía
que confiesa estar harto de la soledad,
de no encontrar en alguien mas que nadie,
de no encontrar nada entre tantas cosas.
martes, 26 de agosto de 2008
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